martes, 14 de mayo de 2013

MORIR POR LOS AMIGOS

14 mayo

Bocas del Toro. Tierra fértil para morir: inundaciones, derrumbes, naufragios, accidentes... ¡hambre! La montaña se ha tragado a cientos.

Pero tiene algo que atrae a los misioneros, a quienes no les importa el peligro de morir: indígenas. Son el 70% de la población.

El fin de semana conocí a un grupo de viejitos españoles, y a otros tantos jóvenes dominicanos que son sus reemplazos. Llegaron a Bocas siendo muchachos, y ya tienen media vida metidos en la montaña. Dejaron familia y posibilidad de éxito y dinero personal, para seguir a Jesús en los indígenas. Les han hecho escuelas, carreteras, acueductos; les han enseñado a cultivar la tierra y a rezar.

Sobre esto último, rezar, debo decir que los indígenas, en su mayoría, no son católicos. Aún así, los sacerdotes les tienden su mano en nombre de Dios.

"No podemos negarles amor", me dijo el padre Corpus, famoso por sus obras de ingeniería y una envidiable trayectoria como docente universitario en Bocas.

Él esta anciano, camina lento y tiene problemas vasculares. Como muchos de sus cohermanos, dejó su vitalidad en las montañas. Esta muriendo por esas poblaciones que no necesariamente van a misa.

En el Evangelio de hoy (Juan 15, 9-17) Jesús invita a amar como Él nos amó: incluso dando la vida. Los padrecitos de Bocas obedecieron.

Yo pido fuerzas para hacerlo.

P.S. Elevemos una oración por esos hombres y mujeres que lo dejan todo para venir a morir por nosotros en Panamá.  Pulsa aquí: https://www.youtube.com/watch?v=xKolfXCeoo4&feature=youtube_gdata_player

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