jueves, 18 de abril de 2013

VOCACIÓN DE PAN

18 de abril

¿Sabes cómo se hace el pan? Es un proceso terrible. Primero hay que arrancar el trigo de la tierra, con toda la violencia que eso significa para una planta viva. Luego hay que pilarlo y molerlo, para amasarlo después, y ya saben que amasar es aplastar con rodillo o máquinas ese bulto hasta que quede tan ancho como una moneda, y restaurarlo luego.

Después de ahí, al fuego.

Ese noble pedazo de pan que llegó a la mesa, todavía debe soportar el filo del cuchillo, porque su vocación es seguir muriendo. Para ser alimento "se parte y se reparte". Puesto de adorno en una vidriera, no sirve para mucho. Todavía debe desaparecer entre los ácidos de la naturaleza.

Cuando Jesús dice hoy en el Evangelio, Yo soy el  "Pan" que da vida (Juan 6, 44-51), por lo menos a a mí me envía este mensaje: la vocación del cristiano es morir, pasar por molino y horno, que lo partan y repartan, que lo trituren los ácidos, pero lo acepta feliz para que otros vivan.

Sé que la palabra "morir" suena durísimo. Era una de las cosas que me alejaba de la fe. Yo crecí en la cultura de la "felicidad", del "Yo" dios, del "no sufras por nadie, ¡Vive!".

Hoy entiendo que la mayoría de las veces se trata de morir a detalles, a pequeños placeres, al carácter, a la comodidad que aleja del otro. Ser pan, para mí, a veces es aceptar que no tengo la razón,  y eso me duele hasta las lágrimas.  Parece tonto, pero me cuesta.

P.S. Por eso el cristiano muere acompañado, porque en soledad es casi imposible. Pulsa aquí si quieres cosas simples y un millón de amigos: https://www.youtube.com/watch?v=Ls8sz73_57U&feature=youtube_gdata_player

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