martes, 16 de abril de 2013

PAN DEL CIELO

16 de abril

Está en el centro de Panamá, y lleva por nombre “La Arena”. Es un pueblo famoso por su pan y sus alfareros, magos que le sacan música y luz al barro.

Me maravilló ver que los artesanos también usan piezas malas, que se queman en sus hornos, o quedan torcidas y no pueden vender. En las calles del fondo, donde están los talleres, ellos las rompen y las ponen en media vía, para que los carros que pasan las machaquen y las hagan polvo. A partir de ese aserrín de fango intentan otra vez sus embriones de vasija, y sus otros primores.

Siempre he sabido que cuando uno adquiere algunas de esas hermosuras, expuestas en la avenida turística, no sabe si debajo de aquella joya hay arcilla virgen, o esa otra que ha muerto y la revivieron.

En el Evangelio de hoy (Juan 6, 30-35) Jesús le recuerda a los judíos que aunque era mediador, no fue Moisés quien hizo caer maná sobre el desierto, sino el Padre. Y les avisa: “…el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo (…) Yo soy el pan de vida”.

Muchas veces nos pasa que nos quedamos en el objeto, y no intentamos alargar la mano, los ojos…, el alma, hacia el Hacedor de los objetos. Y nos quedamos con arcilla muerta, creyéndonos ganadores.

A Jesús lo mataron porque solo miraban en Él al carpintero, no al “Pan”. A Esteban lo lapidan en la primera lectura (Hechos 7,51-8,1ª) por esa incapacidad humana de ir más allá del barniz.

P.S. El primero en entregar la vida, después del mismo Cristo, fue el diácono Esteban. Él supo mirar, y encontró su buena vasija. Esta canción de María Elena Walsh me lo recuerda: http://www.youtube.com/watch?v=jZb8JaKUgCE&feature=youtube_gdata_player

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