jueves, 21 de abril de 2011

EL CAMINO

Un maestro zen asegura que todo lo aprendido (leyes de la vida, verdades, parámetros existenciales, reglas de urbanidad, y hasta algunas certezas como que dos más dos es cuatro) no sirven para nada si no nacen en tu propio corazón. Repetir oraciones, dictámenes éticos y morales, inclusive vivir según mandamientos, no tiene valor en la vida espiritual, si fue otro quien los sugirió; si no son producto de tu propia vivencia.

En eso pienso estos días. Descubro que todo a mi alrededor está en mi mente, que soy pura mente. He aprendido la vida. Me pregunto ¿La he vivido? Las  cosas que creo saber, ¿Las sé porque florecieron en mí, o porque mi entorno las sembró en mi conciencia?

Pienso en Jesús, en su pasión y muerte, en su resurrección, su estilo, su control, su manera de llevar adelante un plan de vida a pesar del entorno salvaje y estresante en el que le tocó vivir. Él sí que moldeó sus verdades, sus máximas, su mapa. Claro, primero se esforzó en ser un judío total. Tenía que serlo para hacer todo nuevo.

Encontrar el camino, la verdad (mi verdad) requiere entonces vaciarme. Echar fuera todo lo aprendido, quedarme sin nada. Y a partir de ahí reconstruirme. Dice aquel maestro del que hablaba al principio que para encontrar el camino, primero hay que sortear la montaña. ¿Cuál montaña? Yo mismo. Soy el obstáculo principal en mi lucha por vislumbrar la senda. 

Pero dijo Jesús de Nazareth: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida". No te preocupes por nada más, sólo hazme parte de tu vida y listo, cero estrés. Mi carácter me exige el estrés. ¿Está claro mi dilema? 

Hace poco un sacerdote amigo, durante un cursillo de cristiandad, me subrayó un asunto que me dejó perplejo y lleno de luz a la vez. Dijo: "En el camino de la Fe podemos tener dudas, lo que no se acepta es el miedo".

Ya no tengo miedo. 

3 comentarios:

  1. Gracias por regresar Eduardo!, tus notas y pensamientos se necesitan para ayudarnos a meditar aquellas cosas tan interesantes que siempre planteas. Un abrazo!PM

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  2. Una de las enseñanzas que aprendí de ti fue sacar el miedo de mi vida. Gracias una vez mas, esta reflexión nos deja bien planteados que quien mantiene la fe en nuestro Señor Jesucristo, jamás debe dudar de su inmeso amor por nosotros. Un beso para ti.JG

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  3. BIENVENIDO A CASA EDUARDO. T A

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