viernes, 14 de agosto de 2009

Malvadas

La de hoy está extensa, pero vale la pena relajarse. Se la dedico a las féminas que han marcado mi vida.

¿Por qué las mujeres tienen que ser buenas, tiernas, dulces? Dice la escritora argentina Carolina Aguirre que por lo menos tienen que aparentarlo, y que es algo que les meten en la cabeza desde chicas a fuerza de fábulas, cuentos de princesas y telenovelas.

En su blog Bestiaria (que recomiendo con arrebato), Aguirre dice que las mujeres de hoy saben que a las buenas las quieren más, y por eso tratan de justificar sus envidias y sus frivolidades con trastornos psicológicos y adicciones.

Copio esta entrega de Bestiaria, para su deleite y el mío.

De las mujeres famosas, Aguirre dice: "En el fondo soy una chica de barrio", "Lo primero son mis hijos", "Lo importante es tener valores y los pies sobre la tierra", “Yo no me meto en conventillos, hago mi trabajo y me voy”, “Adoro el cariño de la gente”, repiten como monitos amaestrados en las revistas, aunque después de dar la nota muchas le revoleen un teléfono a su asistente o le descuenten la manzana que se comió a la empleada doméstica. Por más sinceras que sean, prefieren hablar de cualquier cosa antes de decir que no quieren tener hijos, que les encanta estar drogadas y acostarse con desconocidos, o que pisarían cualquier cabeza con total de progresar.

Sin embargo, de tanto en tanto aparece una malvada orgullosa que hace de su maldad una fiesta.

Mabel Normand, por ejemplo, fue una actriz cómica norteamericana, coprotagonista de varios filmes de Charles Chaplin y eterna figura antagónica de la noble y delicada Mary Pickford, la novia de América. Era adicta al alcohol, la cocaína y las pastillas y estuvo sumida en varios escándalos policiales. Su mejor amigo, Desmond Taylor apareció asesinado en su domicilio dos minutos después de que ella saliera de su casa, y su chofer intentó asesinar a su novio, Courtland Dines, de un balazo. Se dice que la película Sunset Boulevard, de Billy Wilder (una obra maestra que narra el ocaso de Norma Desmond, una malvadísima estrella de Hollywood) estuvo inspirada en su vida —Norma por su nombre y Desmond por el del amigo que supuestamente asesinó.

Bette Davis, por ejemplo, fue la enemiga de Joan Crawford. Se detestaban a muerte y a menudo hablaban pestes de la otra. Eran famosas por su mal carácter, su lengua filosa y porque ni siquiera se molestaban en disimular sus escándalos. Joan llevó una vida tan promiscua (se acostó tanto con hombres como con mujeres y sus conquistas incluyeron a Marylin Monroe y a Clark Gable) que Bette Davis aseguró públicamente que se había acostado con todas las estrellas de la MGM, salvo Lassie. Joan, por su parte, declaró en una entrevista que no le haría pis encima a Davis aunque estuviese ardiendo en llamas.

En los años sesenta, la estrella de Bette se había apagado y como no tenía trabajo, publicó un aviso en el diario que decía “actriz con experiencia, ganadora de un Oscar, busca empleo”. La contrataron para una película llamada ¿Qué pasó con Baby Jane?, que trataba de un par de mujeres ancianas, ex actrices de Hollywood (una niña cantante y una hermana postergada que luego se transformó en estrella) que vivían juntas y se odiaban a muerte. La segunda hermana, curiosamente, estaba interpretada por Joan Crawford. En esa época ya eran viejas pero el odio permanecía intacto. En una escena famosa en la que tenían que pegarse, Bette Davis golpeó a Joan Crawford en la cabeza tan fuerte que tuvieron que coserla en el hospital, y en las escenas en que Bette debía arrastrar a Joan, esta última puso pesas en sus bolsillos para que Davis se dañara la espalda por el esfuerzo. Ese año la actuación de Bette fue tan convincente que se ganó su segundo Oscar.

Joan murió a los 73 años, víctima del cáncer de páncreas, con una de las fortunas más grandes de Hollywood. No les dejó ni un centavo a sus hijos e hizo carne su frase: “Yo, Joan Crawford, creo en el dinero. Todo lo que gano, es para gastar”. Mientras se moría, su criada se puso a rezar y Joan la insultó a los gritos: "¡Máldita sea!... No te atrevas a pedirle a Dios que me ayude", fueron sus últimas palabras.

Bette, en cambio, murió a los 81 años, sin fortuna, luego de una batalla contra el cáncer de pecho. Está enterrada en Los Ángeles como muchos actores, pero en su lápida está grabado «Lo hizo del modo difícil», en vez del tradicional “Descansa en paz”.

Ahora digo yo: Me gustan las malvadas, lo admito… y me gusta Bestiaria de Carolina Aguirre.

2 comentarios:

  1. Es un excelente texto que nos transmite que no siempre aquella persona que vemos y conocemos superficialmente, es así y que por lo general en lo profundo es muy diferente.
    Habría que hacer la relación de si esto solo se trata de personas que descuellan en los medios de comunicación o la vida pública o gente ligada a las artes.
    Saludos,
    Modesto

    ResponderEliminar
  2. Creo que tiene mucho que ver con las veleidades de ese mundo espiritual de las artes; del vapor de la fama; de lo cerca que llega a estar uno de la incredulidad total cuando llega a las metas y cree que uno es como dios.

    ResponderEliminar