miércoles, 10 de julio de 2013

VENDER A MI HERMANO

10 julio

A veces los hermanos son un fastidio. Te toca compartir comida, techo, cama y hasta televisor con ellos. Cuando niños es un verdadero vietnam. He visto a hermanas hechas y derechas, con treinta y tantos años, pelearse a gritos con un vestido aferrado a sus cabos, reclamando caa cual su propiedad.

Sé que en este instante estás recordando esos conflictos que tuviste con tu hermana o hermano. Estás repasando en tu mente todas las ocasiones cuando deseaste que desaparecieran de la faz de la tierra, o él (ella) te insinuó que todo estaría mejor si la muerte te llevara.

La Palabra hoy nos presenta un tramo de la historia de José (Génesis 41, 55-57 y 42, 5-7.17-24a), el que interpretaba sueños. Fue el preferido de Jacob y esa preferencia provocó la envidia en sus hermanos, quienes estuvieron a punto de quitarle la vida, y terminaron vendiéndolo como esclavo a una caravana que lo llevó a Egipto.

El reencuentro entre José y sus hermanos se dio cuando el hambre azotó Canaán y ellos  fueron a Egipto a buscar la comida que José guardó por ser hombre de confianza de Faraón. Las casualidades de Dios, que no son tales, salvaron a la casa de Jacob y a todo el pueblo de morir por el hambre.

Aquí me puse a pensar en los miles de extranjeros que han llegado al país huyendo del la violencia, la miseria o las tiranías en sus países. Me pregunto si los recibimos como José lo hizo con sus hermanos, abriendo sus brazos y saciándolos.

Un reciente informe del Servicio Jesuita para los Refugiados señala que en Panamá el asunto no es del todo bueno. Sufren por el estatus legal sin poder acceder a un empleo formal, sin atención sanitaria ni educación. Lo que más sufren es la xenofobia. A los panameños, que nos decimos hospitalarios, en el fondo nos disgusta el otro.

Hoy la Biblia me ha hecho caer en cuenta que el trajín me ha distanciado de mis hermanas (Gaby, Otsy… las amo) y me pone a recapacitar sobre mi actitud ante los extranjeros que están a mi alrededor (muchos de ellos misioneros). Debo trabajar duro para mejorar.

P.S. Para esos hermanos que han llegado a nuestra tierra buscando mejores días, esta oración en la voz de Giancarlo Pagliaro. Pulsa aquí: http://youtu.be/LOnH_gkOKqw   

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