miércoles, 12 de junio de 2013

CAMBIAR LSS COSAS

12 junio

Cambiar las cosas. Mudanza.

Vivimos en una sociedad a la que no le gusta lo que se fija por mucho tiempo. De ahí que le demos tanta importancia, por ejemplo, a los carros nuevos.

Mucho tiempo en el mismo lugar, en la misma condición, nos parece dañado, rancio. Somos alérgicos a lo permanente.

A los contemporáneos de Jesús les pasaba algo parecido. Querían cambios, ¡y los querían ya! Cuando vieron a Cristo haciendo todo lo que hizo, pensaron que era el líder que iba a voltear patas pa’ arriba la realidad material de ese momento. Tal vez por eso les advirtió en el Evangelio de hoy (Mateo 5, 17-20) que Él no venía a cambiar la Ley y los profetas, sino a darles plenitud.

Les dijo: “Les aseguro que no desaparecerá ni una tilde ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice”.

Debajo de esa declaración hay algo que no entendí hasta hace poco.

Yo también quise mudanzas en mi vida, y en el proceso casi pierdo familia, identidad, y la propia vida. En mi afán de “algo nuevo y mejor” quise deshacerme de lo duradero, porque llegó a parecerme trasnochado. Quería levitar, y por eso no aprecié la roca hermosa sobre la que estaban mis pies.

Pero ocurrió que entendí. No es malo querer cambios. Pero lo que debo reemplazar no es el carro ni la ropa ni el celular ni el trabajo ni la gente a mi alrededor. Debo cambiar adentro… hombre adentro.

Y lo estoy intentando. ¿Te interesa hacerlo?

P.S. Pidámosle al Señor que nos renueve pulsando aquí: http://youtu.be/R6JjMygKWvQ

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