viernes, 15 de enero de 2010

GRITO



Ciudad de locos,
de buses ruidosos,
antropófagos,
escapados del infierno
que se cuelan por rendijas tolerantes,
con la misión secreta de extinguir lo conocido
y reinar después a solas,
resollando y aturdidos,
sobre un potingue de cadáveres hediondos.

Ciudad de maestros y maestras 
sin gracia ni pinta, ausentes, errantes,
despretinados y fofos,
invidentes encargados de llevar el ganado de la patria
por la estrecha vaguada que hace más de un siglo
es línea divisoria entre la mesa y el hambre.

Donde reina el hampa, señorea el ladrón,
el pederasta tiene la palabra,
y la mujer al marido engaña porque él lo hizo primero,
o sin razón,
porque cuando se siente sola,
el reconcomio morboso de besar a otro
se le mete bajo la piel y le levanta la falda.


Ciudad de locos

de cuchilleros, de putas, de policías mal pagados,
de maniobreros políticos,
de sindicalistas ambidextros,
y médicos sin recetario, eso sí, con chequera;
de periodistas sin verdades, de abogados y mercachifles,
y de madres solteras, quienes tal vez sean las dos cosas
—es decir, madres y solteras—
gracias al desliz de un cura.

Donde dejamos de ser vecinos
para ser los sospechosos;
donde murió el compadrazgo;
ya no tienen agua los amigos
porque en algún malentendido se les secó el charco;
no hay crédito ni palabra de honor
ni abuelos sabios ni pan fresco y oloroso en las mañanas;
donde nadie se sienta a la mesa para comer,
porque lo hacen frente a “su” televisor o en “su” cuarto.
Conglomerado de casas llenas de parientes,
no hay hogares; no hay familias.

Ciudad de locos

de mentirosos, embaucadores, negligentes,
traidores, perezosos, aviesos, coimeros,
indiferentes, borrachos, parranderos, canallas
y hasta amantes de la brujería y el dolo.
 

Ciudad de locos

donde cada cinco años gira
la máquina de moler gente que es la democracia;
donde habita el cíclope sordo y bruto
al que le dicen gobierno;
donde el destetado industrial contamina ríos y mares;
donde de mañana muy temprano abren sus puertas
locales que chupan sangre, y que con tino son llamados “bancos”;
donde cada hora alguien es víctima de un crimen;
donde nadie cree en nadie.

Post Data:
Las líneas anteriores son apenas un retrato
fuera de foco
de una fealdad escurridiza que miro con estos ojos de viejo.
No es toda la verdad; faltan las cosas hermosas que también somos, falta tu risa, colochita...,
y faltan más barbaridades.











6 comentarios:

  1. TE LEVANTASTE DE MALAS, COMPA; MEJOR NI TE LLAMO PARA SABER POR QUÉ. DE TODAS FORMAS, PORQUE SABES JUGAR CON LAS PALABRAS, DA GUSTO LEER TUS AMARGURAS.

    Leonardo

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  2. Mi vida, ¿qué te ocurre? No deja de ser verdad todo lo que dices, pero creo que exageras en el volumen de tu voz, amigo. Recuerda que hay cosas hermosas, como yo, a tu alrededor.

    Yessica

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  3. Espérate, aquí entre tú y yo, ¿quién es la colochita? La envidio.

    B.

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  4. Compadre, la ciruela pasa es un laxante de rápido efecto.

    RS

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  5. Hola amigo, un real retrato de este nuestro amado país. Pero, tengo que reprocharle que dejo fuera lo más importante, que para todo lo feo que retrata hay una respuesta y una solución, JESUCRISTO, El único y sabio Dios creador de todo y quien puede, si le buscamos en espíritu y verdad cambiar este dantesco escenario.
    Ana Elida

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  6. Asi es Leonardo, Eduardo sabe jugar con las palabras...pero además, siente el sufrimiento del necesitado y lo expresa muy bien...geraldine

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